Mi camino

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La revolución

La revolución que hace daño al sistema que nos rige es la silenciosa, aquella más impredecible e incontrolable, la que pasa desaparecibida al gran ojo y no tanto a los ojos cotidianos que nos miran.

La revolución que nos toca va directa al amor por nosotros mismos, la única garantía de que permee ese amor hacia los demás y acabe repercutiendo en nuestros diferentes entornos.

La revolución interior trata de domesticar a ese animal que nos late en la sombra y conduce con su bestialidad a emociones engañosas y territorios donde el ego nos domina cuando nos creemos en brazos de un amor pretendido que no es sino poder emboscado a través de la dominación y el control.

Esta revolución invisible exige amor dentro para que tome forma fuera. Si hubo un resucitado en Galilea que predicó con su ejemplo, ¿no vamos a permitirnos la compasión que nos haga de algún modo resucitar al que somos? ¿Amarnos en el presente, pasado y futuro que no son sino lo mismo?

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