Mi camino

Almario

La grandeza de parar

Tenemos la oportunidad y la grandeza de parar cuando queramos. De cerrar los ojos, llevar la atención al entrecejo y conectar con lo divino, aflojar la marcha de la respiración y dejarnos sentir, dejarnos hablar con lo alto que está en nosotros y en todo porque es lo mismo hablar a la gota que al océano. Es entonces, cuando estoy en medio de la vorágine y hago esto. Paro. Y comienzo a escuchar dentro ese sonido que vibra y me vuelve la energía a las manos. Practícalo. Para. De repente, sin previo aviso. Respira. Aun en medio de lo que hagas. Recuperas un poco de ti. Una pizca de tu espíritu te ilumina al cerrar los ojos y olvidarte de lo de afuera. Así de tanto en tanto. El día ampliará su espacio, la luz llegará más intensa, la resaca de las olas amansará, y tú seguro que eliges mejor el siguiente paso, la siguiente calle que tomes.

Entradas relacionadas