Mi camino
Almario
Al hilo de la sincronía
Utilizar la sincronía es un arte divino. Algo adentrado en ti, removido por tu búsqueda, fruto de una pregunta que te lanzas, de repente, toma forma fuera en un símbolo o hecho como respuesta directa del Universo. Y puede ser encontrarte con alguien, un mensaje que te da esa persona sin saber nada sobre una duda o decisión interior; o quizá una imagen que veas por la calle, o un animal que te encuentres, o simplemente la lectura de una octavilla o una pintada en un muro. La cuestión es que la sincronía suele llegar cuando la pides y conecta tu interior con el exterior de manera limpia. Es la coincidencia sin casualidad. La voz de tu gota de agua divina que, imposibilitada de que aún la escuches, toma forma fuera ayudándose del océano divino del Cosmos, dando a luz esa manifestación. El otro día, en un taller de cuentos, hablo de las sincronías, saco a la luz el escarabajo de Jung, y una cucaracha surge del fondo de los pupitres entre los ojiblancos alumnos y se posa justo debajo de la mesa, al lado de mi pie, mientras les terminaba de explicar el concepto de sincronía utilizando a la propia modelo. Así va todo hasta en las pequeñas cosas. No digamos luego en las grandes…
Y es que según profundizamos en nosotros mismos, comenzamos a conectarnos más con el dios colectivo que nos une a todos y que también somos nosotros, y empiezan a ocurrir una y otra vez las famosas coincidencias que no lo son, esas casualidades sin aparente rumbo, sincronías que nos ponen en contacto entre planos y de alguna manera nos guían hacia donde el espíritu señala. Yo lo llamo tirar del hilo de la sincronía para salir del laberinto. Y siempre, si surge de tu ser, ese hilo que coges te guiará a una puerta que has de abrir. Siempre funciona, y suele tener un destino. Eso sí, permanezcamos atentos, no sólo para clarificar la intención de la búsqueda y obtener así una respuesta más clara, sino para tener abiertos los ojos cuando ocurra e identificarla, y no cofundir sus términos, pues entonces nos podríamos volver a extraviar. Aunque si es del cielo, si hay ángeles que anuncian, si estamos conectados, no habrá perderse posible.